Juan Pablo Sotomayor Riquelme

Luis Pasteur, Jueves 27 de Julio de 2006
15:30 PM

Eventos destacables del día: dos despedidas y una pequeña celebración de bienvenida










Querida familia y queridos amigos:

El Miércoles fue un día de mucha emoción por el traslado, por el término de la etapa de hospitalización, y por lo que nos queda a Juan Pablo y a nosotros de la experiencia en la Clínica. Lo que queda son 3 meses de mucho trabajo de Juan Pablo, de avances diarios, de alegría por su rehabilitación, de sentir mucho apoyo por parte de nuestra familia y de Uds amigos, y del trabajo de profesionales que permitieron completar con éxito esta etapa. También, quedó en la Clínica la imagen de un joven optimista, colaborador y buena onda, que dejó una huella en el personal médico que lo ayudó, y que en todo momento manifestó optimismo y fue dando una lucha enorme por sobreponerse. Quedó esta huella de una rehabilitación completada en un tiempo menor que el usual, sin grandes complicaciones, y que se tradujo en una efectiva autovalencia (aunque Uds entenderán, todavía con limitaciones).

En la despedida de las enfermeras del piso de Médico-Quirúrgico hubo una enorme demostración de cariño hacia él, y la petición de que las fuera a ver. Fotos, intercambio de mails, y un regalito le pusieron término a una relación profesional de 3 meses, con abrazos. En la mañana terminó su terapia en Rehabilitación, con una celebración de despedida a la etapa en que llegaba desde la Clínica y dando inicio a la fase ambulatoria. Parte de la terapia para adecuarse a la casa la darán los profesionales de este Departamento, de manera de acompañarlo en las transferencias, en especial, en el baño, y luego en el colegio.

Un capítulo especial lo merece Alejandro Riquelme, su principal kinesiólogo, profesor, consejero y amigo, al que nos queda sólo manifestarle nuestro aprecio y admiración por su trabajo, y sentir que es una pena que no pueda seguir, por motivos de horario, ayudando a Juan Pablo (él lo veía en las tardes). Por su intermedio, agradecemos también a los otros kinesiólogos del equipo, en especial a Andreina y Angie.

Y llegó el momento de la mudanza, cerca de las 16 hrs, en el que nos ayudaron David y la Coca, e incluso Michael que pasó en ese momento con dos de sus nietas. Es impresionante la cantidad de cosas que había en esta habitación, que hizo necesario dos viajes al auto para llevar posters, música, libros, computador, radio, globos, ropa, remedios, etc, que se juntó. Y Juan Pablo contento con la perspectiva del viaje, inició el viaje de vuelta a su casa pasando por el pasillo que tantas veces lo llevó a las actividades que tenía en la Clínica, pero esta vez la vuelta fue a la derecha, hacia la salida de Urgencia, donde estaba el auto esperándolo. Subió a éste con una transferencia impecable, y estando sentado se acercaron otras personas a despedirse de él, choferes que lo llevaban en la ambulancia, auxiliares, porteros, y otra variedad de personas con las que se cruzaba todos los días. Y partimos, con una persistente lluvia que nos acompañó. La salida a la Kennedy la hicimos lento, y la Coca le preguntaba si estaba mareado, a lo cual la respuesta fue “no, vamos más rápido”. El trayecto se hizo corto, y entre medio habló con la Valentina que se está recuperando bien de su operación, informándole que ya estábamos cerca de la casa. Hasta que finalmente aparecimos en Luis Pasteur cerca de las 17:30 hrs, con mucha lluvia, y entramos el auto, comenzando el proceso de transferencia desde éste a su silla. Subió la nueva rampa construida en forma especial y entró en su casa, buscando reconocer todas esas cosas familiares que echó de menos. El primer reconocimiento fue a su pieza, y luego se paseó por todo el primer piso (comedor, cocina, living, dormitorio de sus papás), inspeccionando los cambios y dándoles su VºBº. Y pidió ver a su gata Sakura la cual, después de algunas vacilaciones, se fue con él.

Tenía una sesión de kinesiterapia que finalmente no pudo concretarse, y comenzamos a supervisar actividades que antes hacían las enfermeras. Cerca de las 19:30 empezaron a llegar sus hermanos y abuelos, y Daniela y Carola, contentos todos porque estuviese en su casa. Teníamos un pequeño cocktail para celebrar y pudimos conversar en varios ambientes esta vez.

En la cadena de oración fuimos un contingente más que respetable en número, y agradecimos al Señor el estar nuevamente en casa, con todo el avance logrado, y para la siguiente etapa guía, iluminación, consuelo y fortaleza. También pedimos la intercesión al papa Juan Pablo II para la recuperación de Juanpi. El rosario de hoy fue nuevamente individual y trae esta tremenda paz de tener minutos dedicados a la oración y a tranquilizarse de las actividades del día. Gracias Señor.

El traspaso a la cama fue fluido, y se sacó nota 7. Su cama le acomodó en la transferencia, se puso la ropa, y cerca de las 12 PM tuvo su último procedimiento. Y a dormir con la satisfacción de haber vuelto y de lo que nos depare el futuro. Sabemos que estamos subiendo un cerro de 8300 mts pero estamos optimistas.

Que Dios los bendiga

Lionel y Nancy